Por Dani Arrébola
Aunque su origen lo encontramos en el filósofo romano Epícteto, fue el presidente americano Franklin Delano Roosevelt quien nos refrescó aquella sentencia de “a lo único que hay que tener miedo es al miedo”. ¿Seguro? El cineasta Jorge Peña probablemente no lo tenga tan claro tal y como expone en el interesantísimo ejercicio fílmico Los Pájaros No Tienen Vértigo, un documental experimental en el que a raíz de un ataque de vértigo del mismo director en pleno globo aerostático, trata de dar respuesta a los múltiples interrogantes de nuestras fobias. Tras su paso por el Festival de Málaga, los espectadores de Madrid en los cines Matadero los días 21 y 22 de octubre y los de Barcelona gracias a los Cines Girona los días 21 y 26 de octubre, podrán disfrutar del estreno de esta pieza que a nada que se cuente con cierta sensibilidad creativa y curiosidad por el tema, nadie debería perderse.
A través de este viaje “fallido” en globo, el director tratará de averiguar durante la hora escasa de metraje, por qué motivo se desata este vértigo hasta entonces desconocido para él. El ¿problema? se acentuará en el filme por un motivo que le aporta otro enfoque a la situación: el protagonista tiene miedo de exponerse en público y es por ello que se inventa un alter ego (el actor Patrick Martino) para enmascararse en una exposición en la que no dudará de escudriñar en su carga familiar para obtener respuestas, concretamente, en Emilia y Enrique, los padres del director/creador/protagonista Jorge Peña.
La belleza y el jugo mental del filme lo encontraremos desde una mirada virgen y limpia a medida que conectemos con el particular y obsesivo mundo del protagonista. Desde ahí entenderemos que nadie está libre de ese tan temido “miedo” a la vida, ni siquiera el cantante Miguel Ríos, ídolo de la infancia de Jorge Peña y amigo personal del cineasta, quien nos explicará sus exclusivas preocupaciones en esos momentos previos a subir a un escenario (además de deleitarnos en los minutos finales del filme con una nueva y renovada versión de su éxito “Yo Solo Soy Un Hombre”). A raíz del vértigo, elemento que podemos considerar como un McGuffin bien expuesto, entenderemos que nadie está solo en este proyecto en común llamado vida y la psicología, el paso del tiempo. el pasado, presente y futuro, así como también las máscaras y roles que como personas nos vemos obligados a interpretar, se articulan con gracia y cierto misterio para la mente de un espectador que muy probablemente aprobará sin excepciones tan fructífero resultado.
Los Pájaros No Tienen Vértigo es una oportunidad que no deberían perder los habitantes de las dos grandes urbes del país y alrededores, con tal de acompañar y estrechar nuestra “mano” mental en su viaje de fobia vital a Jorge Peña, y sentir, gracias a una bien insertada e inteligente dosis de empatía, un alivio terapéutico en cuanto a esos miedos que tan peculiares y a la vez comunes nos determinan a todos desde el minuto cero de nuestra existencia.