El realizador malagueño Jorge Peña estrena en el Albéniz su nueva película, ‘Los pájaros no tienen vértigo’.
Todo comenzó con un viaje en globo aerostático. A bordo de su cesta, el director malagueño Jorge Peña, realizador de documentales como Escocia y Viaje de un hombre solo, supo que sufría acrofobia: el miedo a las alturas cuya manifestación más notoria es el vértigo. Movido por la curiosidad, empezó a investigar sobre el asunto y encontró que esta patología conducía en su caso a otra: el miedo a la exposición en público. Con cierto ánimo terapéutico, Peña decidió tomar la cámara y contar su propia historia en una película que aúna el registro documental, la ficción y el diario filmado, y en la que el actor Patrick Martino compone el particular alter ego de Jorge Peña. El resultado de esta indagación es Los pájaros no tienen vértigo, película que, tras su presentación en la pasada edición del Festival de Málaga y su reciente exhibición (con gran éxito) en el Matadero Madrid, se incorpora hoy a la cartelera del Cine Albéniz, donde podrá verse hasta el próximo viernes 3.
«La posibilidad de contar mi propia historia suscitaba en mí mucho pudor, así que decidí contar con un actor para que de algún modo me encubriera», explica a Málaga Hoy Jorge Peña, quien apunta las claves de su obra: «Aunque tiene su importancia en la historia, la acrofobia es sólo una excusa para hablar de otras cuestiones. A raíz del descubrimiento de mis miedos emprendí un diálogo con mi entorno más cercano, mi familia, mis amigos, mi terapeuta y otros cómplices, que conformaron un universo muy concreto. A partir de aquí, Los pájaros no tienen vértigo es un ensayo cinematográfico sobre el miedo, sobre las razones por las que lo sentimos y sobre por qué el miedo es de alguna forma el motor de nuestro día a día. Y también, en última instancia, hay una cuestión metalingüística: este trabajo pretende responder a la pregunta sobre qué es una película y sobre por qué hacemos una película de una manera y no de otra». Algunos de estos cómplices comparecen en el film y sirven a Jorge Peña para escenificar el miedo común a mostrarse: por eso se disponen ante la cámara camuflados con máscaras de las que posteriormente se desprenden.
Especial relevancia merece la colaboración de Miguel Ríos, que aparece en la película y además ha grabado para la misma una nueva versión de uno de sus primeros éxitos, Yo sólo soy un hombre. «Ha sido un regalazo», afirma Peña. Su película, ergo, también lo es.